En el corazón de la Sierra de Grazalema se enclava este pintoresco pueblo
blanco gaditanos que goza de un microclima especial (ostenta el índice
pluviométrico más alto de la Península). Aunque existen en la zona
huellas de asentamientos prehistóricos, como el Dolmen de la Giganta, el
origen de Grazalema coincide con la ciudad romana de Lacílbula.
En su casco urbano, declarado Conjunto Histórico, la típica
arquitectura popular se combina a la perfección con la riqueza
monumental. La joya patrimonial de la villa es la Iglesia barroca de
Nuestra Señora de la Aurora, junto a la que se dan cita la Iglesia de
San José, la Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, la Iglesia
de San Juan y las ermitas del Calvario y de los Ángeles. Famosa por sus
tradicionales mantas, éstas se exponen junto a otros oficios artesanales
en el Museo de Artesanía Textil.
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