Iglesia de San José


Desde finales del siglo XVII, y a partir del reinado de Felipe V a lo largo del XVIII, Grazalema vive un periodo de expansión de la actividad textil que afectó a su crecimiento y quedó reflejado en la construcción de los principales templos (Encarnación y San José) que actuarían como eje y orientación del crecimiento paulatino de la población y la trama urbana. La iglesia de San José, promovida por los frailes Carmelitas Descalzos, se construyó a la vez que el contiguo convento de El Carmen en los primeros compases del siglo XVIII con una concepción sencilla y modesta utilizando los materiales del entorno. Inicialmente situados en las afueras del primitivo casco urbano, como marcaría la advocación de la Virgen en un lugar elevado (a modo de Carmelo o monte). A comienzos del siglo XIX, bajo el reinado de Isabel II, Mendizábal siendo ministro de Hacienda pone en marcha el proceso de desamortización que llevó la supresión de las órdenes religiosas (1834-1855). En Grazalema se produce el cierre del convento y la venta en pública subasta de su solar y de la huerta que se extendía a parte de lo que hoy es el barrio de la Asamblea. Su belleza actual conjuga a la perfección su sencillez y sobriedad como templo con el estilo de construcción de las casas grazalemeñas. Tiene planta de cruz latina. A los pies de la nave se encuentra la puerta de acceso y el coro alto con cubierta de bóveda de cañón. El ábside es de testero plano y tiene tres hornacinas, la central con la Virgen situada en la parte delantera del retablo de traza neoclásica en un camerín cubierto de cúpula gallonada. Entre sus imágenes alcanza cierta significación escultórica los restos de un San Antonio (que sólo conserva la cabeza de su talla original), la imagen del Cristo crucificado del siglo XVII de la escuela granadina y la extraordinaria belleza de la imagen de la Virgen de El Carmen, como representante de la estética de la mujer grazalemeña y de gran fervor popular. La fachada de los edificios (iglesia y convento) se abre en un atrio elevado quedando estructurada la portada con frontón partido y ático. El templo, ante la ausencia de torre, aparece coronado por una imponente espadaña de tres arcos de medio punto y juego de campanas. Anexa se conserva la nave central del convento de dos plantas. En la parte baja se aprecian vestigios de lo que fuera el hospicio de peregrinos y en la planta superior de las celdas de los frailes con pequeñas ventanas de igual simetría que daban a la huerta del convento. Un conjunto singular fuertemente arraigado en su entorno y a los habitantes de los barrios altos de Grazalema.

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